El Agnus Dei

El Agnus Dei, “cordero de Dios” en latín, es la representación mística de Cristo utilizada por el Cristianismo desde sus orígenes, con una identificación muy antigua basada en textos del Éxodo del Antiguo Testamento, pues una de las leyes de Moisés prescribe que en Pascua se sacrifique un cordero y se haga una comida de hermandad, varios profetas se refieren al Mesías como cordero y el pueblo judío así lo identifica. Ya en el Nuevo Testamento, en el Evangelio de san Juan Evangelista el Bautista exclama “He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” cuando Jesús se aproxima al Jordán antes de ser bautizado, y en el Apocalipsis hay hasta veintiocho referencias a Cristo como cordero.
Su representación en el arte busca resaltar el carácter de víctima de Cristo y, por tanto, su humanidad, de ahí que suela portar nimbo crucífero. A partir de la Alta Edad Media también puede representarse con una herida con sangre como símbolo de la herida del costado de Cristo en la cruz y también lleva una pata levantada con la que sostiene un estandarte o banderola o una cruz muy estilizada, ambos símbolos de triunfo, de Cristo resucitado, una representación que suele ocupar un lugar preferente en las iglesias.
Otra representación todavía más complicada es la de un cordero portando el Libro de los siete sellos, el que revelará los motivos de la Creación al final de los tiempos, que muestra al Cristo del Apocalipsis y no suele ocupar un lugar preferente. También puede tener, en relación con las visiones de san Juan Bautista, siete cuernos y siete ojos, aunque no siempre.

Agnus Dei en clípeo sostenido por ángeles en la Capilla del Santísimo Sacramento de la Basílica de la Assunta de Torcello, en la laguna veneciana

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