¿Quieres contarme tu primer "stendhalazo"?
El arte me ha emocionado desde muy pequeña. He tenido la
suerte de que mi padre sea un curioso impertinente de libro, esa persona que siempre
quiere verlo todo de todo lugar que visita, que hace kilómetros y kilómetros
para recrearse igual ante una pequeña ermita que ante un enorme complejo monástico o ante un paisaje o el plato más típico de la zona. Tiene ochenta años y
sigue igual. Nuestras vacaciones en mi infancia eran maratonianas, todas las
tardes visitando todo el entorno del lugar en el que pasábamos el verano. Recuerdo
muchos impactantes descubrimientos, como el Acueducto de Segovia, la fachada
del Obradoiro de la catedral de Santiago, el Monasterio
de Santa María de Huerta en Soria, el de Poblet en Tarragona, los restos
romanos de Mérida… Quizá la primera vez que de verdad sentí un “stendhalazo”
en toda regla, esa sensación en la que no sabes si reír o llorar, en la que pareces
necesitar sentarte en el mismo suelo porque tus piernas no te sostienen, fue al
entrar en la iglesia
cisterciense del monasterio de Alcobaça, en Portugal, y encontrarme con
aquella inmensa nave, con aquel bosque de grandes pilares que parecía que no
tener fin y que tocaba el cielo con sus cubiertas. Tendría unos trece o catorce
años, no recuerdo bien.
¿Quieres contarme tu primer "stendhalazo"?Nave central de la iglesia de Alcobaça |
Mi primer sthendalazo fue en la sacristía de la cartuja de Granada, el segundo en el Panteón de Agripa. Lo conté aquí:
ResponderEliminarhttps://t.co/XUhkrYg79J
Lo leí en su momento. Hoy lo he compartido en Face en Viajar con el Arte y en Soy una gordopilo, que lo cuentas muy bonito.
EliminarEs tan bonito sufrir un stendhalazo y tan difícil de explicar, porque cómo explicas que durante un momento estás tan abrumado que no puedes controlar tu cuerpo. Me encanta que me recuerdes estos momentos.
EliminarEstoy segura de que tú también te emocionas recordándolos.
EliminarMuy buen relato;con un enorme "dejo" de nostalgias,de tiempos idos,sobre todo,de la infancia...ese pasaje de la vida,que nos marca para siempre.¿que significa "STHENDALAZO"?;no lo explican,¿Impresión impactante? ¿Sorpresa y emosión?
ResponderEliminarHola Pedro. "Stendhalazo" es un término inventado. La "historia parte" de un grupo de Facebook que se llama "Sindrome de Stendhal" (sin acento en "Sindrome" porque con acento ya estaba cogido) cuando empezamos a utilizarlo muy habitualmente para referirnos a alguna obra de arte que nos había dejado sin habla, incluso elaboramos hasta su propia definición: "Neologismo utilizado por primera vez allá por febrero-marzo de 2012 y acuñado por el grupo feisbukero “Sindrome de Stendhal” para describir el shock profundo que produce la contemplación, audición, degustación, palpación... de las obras de arte más bellas del universo, que se manifiesta mediante elevado ritmo cardiaco, vértigo, confusión, alucinaciones... y que lejos de ser desagradable, transporta a quien lo padece al “séptimo cielo”. Fue castellanizado a "estendalazo" el 19 de abril de 2012 y en la actualidad son correctas ambas acepciones". Pues eso...
Eliminar¿Y "GORDOPILO"??
ResponderEliminarEn cuanto a "Gordopilo", era uno de los personajes de una pareja cómica española que se llamaban "Gomaespuma" y que era el listo de la clase, el que siempre se sabía todo y quería contestarlo todo, el empollón, un poco repelente. Viene porque yo desde muy pequeña siempre he sido catalogada de "marisabidilla" y aunque durante muchos años me molestó, terminé por asumirlo, incluso con orgullo, pues parte de mis ansias por aprender, que las he tenido desde siempre y las sigo conservando.
EliminarEsa sensación la experimenté por primera vez hace 45 años en el Museo del Louvre, frente al Código de Hammurabi, era la primera vez que veía y tocaba (en aquella época se podía tocar) "in situ" algo tan antiguo que a su vez eran las leyes que regían en aquellos pueblos, y que significaba una forma civilizada de vivir.
ResponderEliminarLuego ya vendrían otros sthendalazos....
Poder tocarlo sabiendo su enorme significado tuvo que ser inenarrable. Ahora, con la masificación turística, es complicado encontrar museos que te permitan esa cercanía con los objetos que exponen, y en los que esa circunstancia se da se disfruta de "otra manera".
EliminarHola buenas tardes, debo decir que sufro a menudo este mal.
ResponderEliminarEl primero del que soy consciente fue al asistir a la representación de La Orestiada en el teatro romano de Mérida con 12 años. No comprendí muy bien entonces la emoción que sentí en ese escenario y con esa obra.
Poco después lo mismo, al visitar la Alhambra por vez primera, con 14 años.
Cada vez que he podido visitar algún lugar de los mágicos (naturales o de obra humana, o mixtos, como las cuevas de Altamira y Castillo) ¡zas, stendahlazo al canto!
Felicidades por el blog. Con tu permiso, te enlazo.
Muchas gracias por contarlo. El teatro romano de Mérida es también uno de mis imborrables recuerdos de infancia. No quiero ni imaginarme si encima hubiera sido con representación y todo. Muchas gracias por tus felicitaciones y encantada de que me enlaces. Un abrazo.
EliminarCreo que mi primer Stendhalazo fue en la Galería de los Uficci. Era mi primer viaje fuera de España. Tenía 17 años y toda mi erudición artistica consistía en unos libritos de segunda mano que vendian en unos puestos en la calle de La Princesa en Madrid. En una de las salas me encontré de frente con "La batalla de San Romano" de Paolo Uccelo. Quedé petrificada, casi sin respiración, se me saltaron las lágrimas al ver su tamaño real, con sus colores maravillosos y esa perspectiva tan primitiva. Era una de las ilustraciones de uno de mis libritos tan manoseados y tan queridos. Después ha sido un no parar........
EliminarMuchas gracias por relatárnoslo, Carmen. Tienes toda la razón cuando hablas del tamaño al encontrarnos con las obras de arte cara a cara y de la impresión que producen. Un caso paradigmático son Las Bodas de Caná de Veronés en el Louvre. Paradójicamente, al estar en la misma sala que la Gioconda, apenas nadie hace caso de él, y mira que es difícil no quedarse embobad@ delante de tamaña obrona del Arte con mayúsculas.
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